Juego, deporte, diversión y emoción: lo más importante es participar. En Alemania no hay tiempo para aburrirse. El país ofrece 365 días al año y haga el tiempo que haga una multitud de atractivas ofertas de ocio de los más variados tipos, parcialmente especializadas en temas o actividades específicos y aptas para grandes y pequeños. Aquí la palabra "Edutainment" tiene una importancia muy especial, ya sea en los parques temáticos y de atracciones cubiertos, en los centros de la ciencia o en los museos interactivos. En la mayoría de los casos los visitantes no solo se entretienen, sino que también aprenden cosas nuevas. Hay atracciones para todos los gustos, juego y diversión para los más pequeños, deporte y acción para los jóvenes, descanso y tranquilidad para los padres. Es muy fácil hacer que los niños pierdan las ganas de aprender. El resultado de leer, memorizarlo todo y repetirlo mecánicamente son frases como "Odio la física", "Detesto las matemáticas" o "La biología me aburre". Pero si los niños pueden tocar, experimentar, hacer las cosas por sí mismos, oler, palpar, probar y vivir lo que aprenden, los resultados son muy diferentes y las ganas de aprender llegan por sí solas. ¿Por qué las naves espaciales no necesitan velas? ¿Pueden bailar los robots? ¿Por qué es azul el cielo? ¿Quién le puso sal al mar? Preguntas como estas son importantes para los niños con deseos de aprender. Estas preguntas se responden en las instalaciones denominadas Phänomenta y centros de la ciencia o Science-Center. Estas instituciones están concebidas exclusivamente para jóvenes visitantes con deseos de aprender, que no tienen que atenerse aquí al código de comportamiento usual de los museos. Aquí no se debe solamente mirar, no tocar y estarse callado, sino todo lo contrario: se espera que toquen, pregunten y prueben todo por sí mismos. En los parques temáticos cubiertos y participativos alemanes siempre hay también mucha diversión.